La escucha activa es una herramienta terapéutica en sí misma. Escuchar bien no es solo oír lo que el paciente dice, sino comprender lo que necesita, siente o teme. Estas técnicas pueden ayudarte a mejorar la comunicación y fortalecer la relación profesional.
1. Haz pausas y deja hablar No interrumpas con explicaciones o soluciones rápidas. Deja que el paciente se exprese por completo. A veces solo necesita sentirse escuchado.
2. Parafrasea para confirmar comprensión “Entonces, si te entiendo bien, lo que te molesta es que…” Esto demuestra que estás prestando atención y evita malentendidos.
3. Observa el tono y el ritmo ¿Cómo lo dice? ¿Está alterado, resignado, triste? El tono puede revelar más que las palabras.
4. Usa el lenguaje corporal a tu favor Mira a los ojos, asiente con la cabeza, inclina ligeramente el cuerpo hacia adelante. Todo comunica interés.
5. Pregunta sin juzgar En lugar de “¿Por qué no lo usas?”, di “¿Qué te resultó más incómodo cuando lo llevaste?” Cambia el enfoque y evitas que se sientan culpables.
Escuchar activamente es una forma de cuidar. Y en audiología, no hay mejor muestra de empatía que demostrar que, aunque ellos oyen menos, tú los estás escuchando más.